Historia 1

Jesus, 27

Comencé la terapia en 2019. Vivía con depresión, baja energía, falta de motivación y un odio a mí mismo muy tormentoso. Me sentía atrapado por mis propias circunstancias, alejado de mis seres queridos y pesimista sobre mi futuro en la vida. Aun así, no busqué ayuda profesional. Pensaba que podía manejar cada crisis (y créeme, hubo muchas) por mí mismo. Terapia, antidepresivos…eso es para personas blancas…hasta que ya no pude manejarlo por mí mismo. Finalmente encontré un terapeuta que aceptaba mi seguro médico y forcé a toda mi familia a ir a la terapia (no lo recomendaría, preocúpate primero por tu propia salud). Luego ocurrió algo hermoso. Después de años de trabajo interno incesante, encontré la voluntad de tomar el control de mi vida, conectarme con aquellos más cercanos a mí y dejar atrás los lugares y situaciones en que me consumía la tristeza. La verdad es que no necesitas estar en tu punto más bajo para ir a terapia. No necesitas esperar hasta tu próxima crisis para pedir ayuda. Si es posible, busca ayuda. Valdrá la pena.